La Enciclopedia del Género Humano

      Os traigo en esta entrada un fragmento de la obra El guitarrista de Luis Landero. Mi curiosidad por la obra de este escritor, por el que actualmente siento verdadera admiración, se ha visto refrendada con el suave degustar de muchas de sus páginas de esta y otras novelas y con la conexión que se ha creado a partir de algunas ideas compartidas. Durante mucho tiempo se había fraguado en mi mente la idea de preservar el conocimiento de alguna manera. Es una idea claramente utópica, como lo son todas las ideas de juventud, pero que de alguna manera encontró eco en la ficción landeriana o landerina de crear una Enciclopedia del Género Humano.

“Hizo una pausa, adoptó de nuevo una actitud soñadora, y su balanceo se hizo entonces más hondo y temerario, y su tono más festivo, y se puso a hablar de la democracia más allá de la muerte, de que todos deberían tener su oportunidad después de muertos, de la posibilidad fabulosa de componer una Enciclopedia del Género Humano donde viniesen no sólo los notables sino todos y cada uno de e cuantos pasan por el mundo, todas esas vidas anónimos y en apariencia estériles pero aun así merecedoras de conservar un mínimo destello, de perdurar en unas pocas líneas, en una foto, en la palpitación de un signo capaz de ser encomendado a la infinita memoria de la especia. Un libro infinito dedicado a salvar vidas humanas y no del hambre o de la guerra o de la enfermedad o de la propia muerte sino de ese quinto jinte del Apocalipsis, el más refinadamente cruel de todos, que es el olvido -“para que así el bufón pueda al final arrojar los cascabeles y quebrar la vihuela a los pies del tirano”, y por un momento me pareció, con aquella figura contrahecha, un animal e los tiempos arcaicos que, en un rapto de inspiración, se hubiera sentido de pronto elocuente y hubiese roto a hablar en un tono hermético de salmo”.